Luz intensa

El primer día de lluvia intensa no suele molestarme en exceso, hasta tengo instantes de leal alianza con ella. Los problemas suelen empezar al día siguiente, si es que sigue lloviendo intensamente. Entonces me aburre, y entonces tengo muchos instantes de desleal odio y blasfemia con ella, pero claro, jamás me provoca indiferencia, el único odio que existe, por lo que yo jamás odiaré a la lluvia por mucho que diga que la odio, cuestión de profundidades. Hay noticias eternas y diferentes, la diferencia estriba en que cuando de vez en cuando dan algún nuevo dato sobre ellas suele llover intensamente, llueva o no llueva. Leía hace un rato que al juez Garzón le han pasado una lista con los nombres de 133.000 personas que desaparecieron sin dejar rastro durante la guerra civil española. Siempre me ha parecido muy injusto que la palabra genocidio se haya utilizado históricamente como resultado de una cantidad, bajo mi punto de vista una sola muerte por motivos políticos, raciales, de ideales ... ya es un auténtico genocidio. Deberían dejar de hablar de desaparecidos y empezar a hablar de genocidios, una sola palabra es capaz de encender algo revolucionario dentro de la mente de un ser humano, y viceversa. Deberían bucear sin tapujos en la mierda del pasado y sacar toda la verdad a la luz para compartirla con todos los españoles, con el mundo entero si hace falta, entonces, quizás, si habrá acabado por fin la puta guerra. Mirando por la ventana observo ahora la lluvia diferente. Pero su diferencia no viene de la propia lluvia, que sigue idéntica en su intensidad, es por la luz que antes no existía. La vida nos ha dejado siempre los mejores rastros, supongo que no contaba con que un ser inteligente pudiese ser tan intensamente estúpido como para no ser capaz de verlos.