Hace justo un mes, cuando Torres marcaba el gol que nos daría la soñada Eurocopa de fútbol más o menos a esta hora, este tipo que soy yo, disfrutaba en la ciudad de Oporto de una pantalla gigante al lado de Duero como un enano, aunque evidentemente el partido solo era un matiz más de aquel día casi perfecto. Después fue Lisboa, en un viaje lleno de esperanza y entusiasmo, un viaje que resultó ser maravilloso y que hoy puedo colocar sin la más mínima duda en el trono inalcanzable de mis mejores recuerdos. Un mes después la esperanza solo es una utopía y ni siquiera la desesperanza es una realidad. Todo es diferente e indiferente a esos días tan lejanos, aún así sé que no podré quitarme jamás de la cabeza - entre otros sitios - la maravillosa ciudad de Lisboa. Que lástima los que cambian sus mejores recuerdos por los vulgares, esos que se olvidan sin más, por algo tan cierto y seguro como es eso de seguir adelante. Sin la influencia de mis vivencias en sus calles, puedo decir que Lisboa también me ha fascinado, pero esta es una historia que contaré la próxima vez que visite Lisboa.
DEL "SIEMPRE TUYA" A "EL AMOR ES UN MITO"
Hace 1 semana